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GI ENE-FEB 2020

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24 R E V I S TA G I | F A M I L I A L a desobediencia tiene que ver con la manera en que los hijos han apren- dido a conducirse en casa a través de las características de relación que exis- ten en el grupo familiar al que pertenece y, en otras ocasiones, al proceso de madura- ción. Veamos aquí algunos motivos. Tener padres permisivos, ya que su dificultad para establecer normas y lími- tes claros y hacer que éstas se cumplan, hace que los hijos vayan aprendiendo que es posible hacer lo que desean lle- gando, incluso, a tener más poder que los padres en la dinámica familiar. La presencia de padres autoritarios, que son quienes deciden siempre lo que se debe hacer y lo que no, sin posibilida- des de negociar o plantear alternativas, haciendo uso de la violencia para corregir y muchas veces dejando a los hijos con de- masiada frustración y enojo contenidos. Una manera de adquirir individua- lidad. Es decir, la construcción de la pro- pia personalidad que no depende única- mente de lo que los padres aportan al niño, sino también lo que cada individuo impregna a su proceso de vida. Esto trae como resultado un proceso de madura- ción en el cual los hijos logran una se- paración sana de sus padres y por ende reconociendo sus propias capacidades y alcances, aprendiendo a confiar en otras personas no familiares y por supuesto en sí mismos. LA DESOBEDIENCIA SUELE SER UNA DE LAS PRINCIPALES CAUSAS POR LAS QUE LOS PADRES CONSIDERAN "JUSTIFICADO" GRITAR, AMENAZAR, GOLPEAR O CASTIGAR A SUS HIJOS. NUESTRA POSTURA AL RESPECTO PUEDE SER A FAVOR O EN CONTRA, PERO MIREMOS UN POCO MÁS A DETALLE LAS ARISTAS QUE ESTE TEMA NOS PLANTEA. Saltarse las normas. Existen algunos padres o madres que dis- frutan el hecho de que sus hijos se "salten" las normas estipuladas por las instituciones, como un cumpli- miento del deseo de que sus pe- queños puedan hacer todo lo que ellos no tuvieron permitido en su infancia o porque ellos mismos disfrutan del placer de sentir que se hace lo que ellos quieren. Sin embargo, olvidan que esta misma conducta aprendida se manifesta- rá en la relación con los padres. Mi hijo NO ME OBEDECE

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