Farmacias GI Mujer
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E l matrimonio evoca un aspecto de la realización del ser humano deseando que la vida conjunta se enriquezca con todo aquello que pueda dar amor. Cada miembro se crea expectativas de su relación, esperando que todas sus necesidades sean satisfechas a lo largo de su relación sentimental. Cada individuo, en la manera en la que haya crecido dentro de su núcleo familiar, ha desarrollado un modelo determinado a seguir, y se puede observar como sus vacíos, insatisfacciones y necesidades permanentes se acumulan hasta el momento del encuentro con la pareja. Cuando se pasa la etapa del enamoramiento donde todo es perfecto, continúa la fase del amor maduro y comienzan a exigir que les sean reparadas sus heridas y ausencias a fin de sentirse mejor, pero esta demanda jamás tendría que satisfacerla la pareja, sino uno mismo. Cada vez es más común observar como los matrimonios se producen por conveniencia, soledad, por la llegada de un hijo, entre muchas causas, y buscan que el otro satisfaga sus necesidades cuando en principio la persona no las tiene claras. Las personas van entrando a las relaciones por diversos móviles, buscando que los otros los hagan felices, pues con su proyecto de vida no logran hacerlo ellos mismos. No logran encontrar al compañero adecuado para compartir vidas individuales y plenas, tampoco a alguien que deba curar heridas generadas desde la infancia, y es entonces cuando llega el desencanto. El desencanto se infiltra en el matrimonio, toda vez que la pareja proporciona en parte una buena dosis de sentimientos de confianza y seguridad; cuando los problemas emergen de dichas fuentes se convierten en una amenaza llena de dolor, insatisfacción, reclamos, persecución, ira, celos y desconfianza. "Una de las experiencias más dolorosas para el ser humano es la separación definitiva de aquellos a quienes se ama" Igor Caruso MATRIMONIO muere Cuando el proyecto de R E V I S T A G I | S A N A T U V I D A 22