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R E L A C I O N E S H U M A N A S 23 U na r e conocida psicoanalista ar ge ntina de nombre Arminda Aberastury nos expone que la adolescencia es una etapa en la que la persona busca establecer su identidad para la vida adulta y dicho proceso se lleva a cabo a través de tran- sitar por tres distintos duelos: El duelo por el cuerpo que tuviste durante la niñez. El duelo por las actividades asignadas durante la infancia y el cómo te identificabas como niño en el mundo. El duelo por ya no contar con aquellos padres de la infancia que siempre te solucionaban todo. La adolescencia es una etapa extremadamente conflictiva justo por el trabajo en los duelos por los que está transitando, ya que se experimenta dolor, angustia y hasta traumas. Se estaba acostumbrado durante la infancia a depender de los padres y no tener responsabilidades fijas, se vivía en un mundo de juego y de magia sin preocupaciones, cuando de pronto todo se modifica, la realidad, los pensa- mientos y por ende las emociones, claro está, sin que el adolescente deseara experimentarlo. Las personas que rodean al adolescente buscan de una manera muy rápida comenzar a preparar el terreno y encaminarlo al adulto que será, situación difícil, pues muchas veces los padres piensan que sus hijos terminarán los pendientes y sueños que ellos no lograron, realidad que nunca se concreta- rá, ya que cada persona traza sus objetivos y pro- yectos de vida; dando como resultado un conflicto de intereses entre la familia. Por otro lado, los cambios físicos son evidentes y lamentablemente no podemos decir lo mismo de las adaptaciones psicológicas para aceptar su nueva imagen. Al modificar los intereses de los familiares, se aumentarán las tareas con responsabilidades que antes no se tenían. Sus roles están confundidos, pues no se puede seguir actuando como niño, pero tampoco se les permite tener las actividades de un adulto, originando conflictos permanentes con los padres y con las figuras de autoridad que estén alrededor del joven. Por último, el adolescente comenzará a separarse de sus progenitores, lo cual pondrá punto final a su relación de dependencia, situación que causa inestabilidad para ambas partes. Este proceso ge- nera en los padres angustia al darse cuenta de que sus hijos están creciendo, y les viene a la mente la idea de la muerte. ¿Qué podemos hacer para ayudarlos a transitar adecuadamente por estos duelos? Apoyarlo para que vaya aceptando los cambios físicos, respondiendo permanentemente a sus dudas o cuestionamientos. Acompañarlo en la impotencia de no poder frenar todo lo que está experimentando en su cuerpo. Asignar tareas claras dentro del hogar y del medio donde se desarrolle, que le permitan adoptar una participación en el grupo social al que pertenece. Poco a poco ir estableciendo responsabilidades mayores en las actividades familiares y sociales. El adolescente necesita que la familia le de- muestre sus sentimientos, lo comprendan y lo aprueben, pese a que su comportamiento nos diga lo contrario. Ser un padre empático y amistoso, pero siempre mantener la autoridad y los límites necesarios. L a s r e c o m e n d a c i o n e s a n t e r i o r e s te ayudarán a que los adolescentes puedan lograr una identidad madura y lleguen a buen puerto en la etapa adulta. No olvidemos que si se ha complicado en demasía el tránsito de los duelos en el adolescente, lo más recomendable es buscar acompañamiento especiali- zado de un Tanatólogo.