Farmacias GI

FAMILIA 7 la función del terapeuta • Establecer límites claros, disminuyendo las posibilidades de ambigüedad. Todos los miem- bros deben saber cuál va a ser la función de cada uno de ellos en las nuevas dinámicas fami- liares, todos deben saber qué rol van a desempeñar, cómo van a actuar, hasta dónde pueden intervenir, etc. Esto da coherencia, congruencia, así como estabilidad a las interacciones y reduce la posibilidad de malos entendidos, tanto en las pautas de comunicación como en los comportamientos de cada miembro. • Instruir a la familia sobre cómo actuar ante las amenazas de suicidio, probablemente el grado más extremo de inestabilidad emocional, ya que este tipo de amenazas son frecuentes y pueden oscilar entre las "llamadas de atención" o "intentos de manipulación" que no tienen una finalidad autoagresiva y el "deseo real de quitarse la vida". Es importante mencionar que en un momento dado, aunque sea una llamada de atención, su traslado a urgencias hospita- larias psiquiátricas debe ser considerada como la primera prioridad. • El objetivo de la intervención, es que el paciente pueda llevar una vida estable, utilizando sus propios recursos personales y el apoyo de la familia. El tratamiento debe ser lo más individualizado posible, no debemos olvidar que aunque existen una serie de características comunes en todos los que padecen la enfermedad, se trabaja con "personas" y "familias" con características diferentes. La intervención familiar es un elemento indispensable en el proceso de recuperación del paciente. Permite aliviar la tensión de la familia y ayudar al paciente de la forma adecuada. Los familiares son capaces de empezar a comunicarse con él como persona, no como enfermo, y le ayudan, sin sobreimplicarse, permitiéndole ganar progresivamente autonomía y autoestima. El trabajo psiquiátrico y psicoterapéutico con estas familias debe ir orientado a psicoedu- car a la familia para afrontar situaciones de crisis y control de la enfermedad. alianza terapéutica • Es importante establecer una alianza terapéutica entre los integrantes de la familia y el terapeuta para entender los mecanismos que se deben implementar ante situaciones patoló- gicas de la enfermedad que ya se hayan presentado con anterioridad o que pudieran presen- tarse en el futuro (eventualmente, la posibilidad de un intento de autoagresión o suicidio). • El diagnóstico de un trastorno mental en un miembro de la familia suele desencadenar una confusión acompañada de una crisis familiar y una exacerbación de sentimientos como culpa, miedo, negación, etc. Para que la familia se involucre en el tratamiento y establezca una alianza fuerte con el profesional, necesita sentirse apoyada y comprendida, no juzgada. • El establecimiento de esta alianza tanto con el paciente como con la familia evitará aban- donos prematuros y permitirá manejar las resistencias, manipulaciones y chantajes que pue- dan influir en el desarrollo de la terapia. Se pueden presentar varios tipos de resistencia en la familia, siendo los más importantes: resistencia al diagnóstico, resistencia a implicarse en el tratamiento y resistencia del paciente a que la familia se involucre.

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