MENTE SANA
Llorar sana el alma, no es síntoma de debilidad.
Habla de tus sentimientos, te sorprenderá cuántos han
sentido lo mismo.
Busca soluciones, nada es peor que recordarte cada
momento lo angustiante de tus problemas.
Acepta, todo tiene un principio y un fin.
Aprende a estar solo en pequeños momentos del día.
No te exijas más que a un ser humano, aunque
quieras, no eres más que eso.
Confía, eres más fuerte de lo que crees y
tan débil como los otros.
Acéptate, no te critiques ni te enorgu-
llezcas demasiado.
No aparentes ser algo que no eres,
sino serás el producto de la mentira que
un día hiciste creer a los demás.
Decide sin miedo, equivo-
carse es de humanos y es la
mejor manera de aprender.
Lo anterior seguramente nos hace pensar:
¿Qué puedo hacer para no enfermar?
La siguiente pregunta es: ¿Qué hace un
ser humano para no descargarlas? La
respuesta es clara pero no sencilla.
En ocasiones, el sujeto aprendió a
no sentir, a no reconocer y hablar el
enojo, la tristeza, el miedo, la so-
ledad o un sinfín de sentimientos
que provocan una vida enferma,
"mala"; y no por los sentimien-
tos, sino por la incapacidad de
descargarlos y dejarlos ir.
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