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Para entenderlo tomemos en cuenta los "recursos" cognitivos y emocionales que tiene un niño de 3 a 5 años, es decir, en las habilidades y capacidades con las que se puede conducir para pensar en las situaciones que está viviendo y para poder determinar si dicha situación es correcta o incorrecta, y si debe hacer "algo" al respecto. ¿Qué pudiera ser ese "algo"? ¿Qué puede hacer para defen- derse y hacer que "eso" (que el niño o niña menor de 5 años está incapaci- tado para definir y que conocemos como abuso sexual) pare? ¡ ALERTA! Si ese niño o niña que imaginamos al principio de este texto ha sido víctima de abuso sexual puede presentar al mismo tiempo varias de las siguientes conductas, dependiendo de las características del abuso y, por supuesto, de las características de su personalidad y de su contexto: • Ya no parece interesado por las cosas que antes le sorprendían y por lo cual nos regalaba una espon- tánea y hermosa sonrisa. • Se masturba de manera excesiva e, incluso, puede llegar a lastimarse. • Ti e n e c o n d u c ta s q u e l l a m a m o s reg re s i va s como volverse a orinar en la cama. • Se muestra mucho más irritado de lo habitual por cosas que antes no parecían alterarle (lo que se entiende coloquialmente como estar más "berrin- chudo o berrinchuda"). • S e re s i s t e a m a n t e n e r u n a c e rc a m i e n t o con los adultos en general y, sobre todo, con determinada persona y, de hecho, se altera ante su presencia. • Está más aislado tanto en casa como en la escuela. • Es normal que tengan curiosidad por conocer los genitales de sus compañeros o compañeras, pero no es esperable que se les acerque para abrazarlos mientras realiza movimientos pélvicos sobre su cuerpo o les pida que le agarren sus genitales. • Representa a través del juego o en d ibu jos postu- ra s sexu a l es o conductas sexuales con muñecos u otros objetos y, generalmente, se observa el sometimiento o la exhibición. • Tiene terrores noctu rnos, las pesadillas se hacen cada vez más frecuentes y lo dejan verdaderamen- te alterado o alterada. • Pre s e n t a c a m b i o s b ru s c o s e n l a c o n d u c t a o los hábitos que llevan a las madres a decir "es otra niña o niño". • A p a re c e n c o m p o r t a m i e n t o s " e x t ra ñ o s" que no tenía antes al momento de bañarlos y tener que revisarlos. • A l g u n o s i n d i c a d o re s fí s i c o s so n s a n g ra d o e n l o s g e n i t a l e s o a n o, infección urinaria, moretones, dolor al sentarse o al caminar. Imaginemos a un pequeño de 3 a 5 años. Es un niño o niña que se sorprende fácilmente, imita nuestras caras y tonos de voz, baila espontáneamente con cualquier ritmo musical que escu- cha, ha tenido grandes logros en su desarrollo, ahora se viste, come y va al baño solo, se separa con menos difi- caultades de sus padres, se preocupa si ve llorando a alguien que quiere, disfruta jugar con otros niños de su edad, trepa, se columpia y se lanza en la resbaladilla con entusiasmo y abra- za a quien se le acerca cálidamente porque confía en esa persona que se le ha acercado para darle un abrazo, un dulce o porque le ha hecho reír. Ahora pensemos en ese mismo niño o niña que se enfrenta a situaciones desagradables para él, desde las más simples (aparentemente des- de los adultos) como que necesita aprender a tolerar la frustración y, por tanto, cuando mamá dice que no podrá comprarle un dulce o un juguete significa que aunque "llore, grite o se revuelque" es ¡no!, hasta situaciones traumáticas como tener que pasar largas temporadas en el hospital o vivir la experiencia de abuso sexual. 13

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